Escritos de Pimpollo

Martes 10/10/2017 12am A MI ALMA DE MEDIA NOCHE MUSA, LOCURA DE LOS POETAS. Por ti soy un loco poeta, encantado de tu hermosura. Tus ojos han escrito letras, tus miradas algunos versos. Tus labios dan vida a poemas que hablan de algún amor. Tu cuerpo musa preciosa me hace perder la cordura, lanzandome a la aventura de escribir con audaz locura poesías como estas. Pablo Neruda, escribiría sin  duda alguna apasionantes letras al verte. Y que suerte tendrían los lectores al leer a García Marques, en un éxtasis de las letras que él podría dedicarte. Y que decir de Rubén Darío el príncipe de las letras, quien admirado por tu belleza vagaría aún estas tierras encendido de poesías incendiando corazones. Y en el más triste de los casos, escucharíamos a un negro gato y el cantar de un cuervo oscuro. Cuando tras estos muros que con la distancia el corazón me roen, leamos las tristes letras de un Edgar Allan Poe que compone en tu nombre poesías como le componía a sus ama...

Me dolía por encima de cualquier otra cosa la pierna que me habían cercenado hace ya dos horas, me dolía el peso de la smith & Wesson en mi cintura, me dolían mis podridos dientes, mis sucias manos, me dolía el pestilente aroma del uniforme en mi cuerpo que llevaba tres noches y dos días en una fangosa trinchera, allí en medio de todas esas inmundicias pensé en mi madre. Pensé en sus manos blancas y su calor omnipotente, la recordé como si mi muerte fuese una tragedia, como si mi alma no fuese nada. Traté de recordarnos a ambos cuando yo tenía ocho años y me compró mi primer libro, pero por más que trate no pude recordar más de ella, pues mis sentidos se desviaron incógnitamente y caí en un extraño delirio que calmó mis agudos dolores, dejé de escuchar más los sonidos del convoy y de las detonaciones y me dejé ser presa de mi déspota transe. Allí volví a ver sus ojos calcinados por las hirvientes lágrimas de un dolor lastimero, uno mortuorio, luego la miré allí en la trinchera fren...

Me miras, como flaqueo cuando me miras. Como si no nos amaramos. Como si hablaremos sin palabrillas. No necesitamos cobijo cuando nuestras miradas se rozan; si nuestros ojos se encuentran los colores se enfilan. Se duermen los olivos en las gotas cristalinas. Que nada se interponga, que las medulas se enciendan.  Mírame cada día con tu vista insondable. Observame de por vida, no te vayas sin mirarme. Con tus ojos de miel engullidora, sírvete de mi cuerpo como siervo sin vida. Recuerda que te miro y miro que me miras, mírame sin miedo en esta despedida. A.A Duarte.

Esa perfecta imperfección que me ha enloquecido el corazón. Esa belleza que guarda la fineza de la realeza de una reina. Una reina tan hermosa que al cautivar mi ojos me ha dejado sin razón. Y para que quiero mi cordura si en esta preciosa locura encontré la felicidad que ninguna verdad me ha dado. Bendita imperfección que te hace tan perfecta, maldita la distancia que no me permite tenerte cerca. Miedo tengo de perderte en el abismo del olvido, pero me aterra los sentidos saber que te estoy amando sin siquiera poder tenerte. Debí besarte aquel día para guardar en mi memoria el sabor de tu perfección, pero que más da corazón debo vivir con la imperfección de aquel pálido recuerdo. Pero prometo al tiempo que si no llega el momento de hacer perfecto aquel día, viviré feliz esta vida con este imperfecto recuerdo. Veliz, AJ. 

Las mejores oportunidades son las que nosotros mismos nos generamos....