ESCUCHA DE LA IGLESIA A LOS NECESITADOS, DESDE LA GLOBALIZACIÓN

 A lo largo de los siglos, la Iglesia Católica ha desempeñado un papel central en la vida espiritual y cultural de la humanidad, adaptándose y respondiendo a los cambios en los contextos sociales, políticos y religiosos en los que se ha desenvuelto. Uno de los elementos fundamentales de esta adopción ha sido la práctica de la escuchar, un proceso que ha evolucionado en consonancia con las transformaciones históricas y las necesidades de las comunidades.

La escucha ha sido una vía vital de comunicación entre los lideres religiosos y sus feligreses. Conforme avanza la historia la Iglesia busca la manera de escuchar y dar respuesta a los problemas de sus feligreses a través de concilios, reformas, cambios en la formación religiosa y enfoques pastorales más atentos.

A medida que la sociedad evoluciona, la Iglesia busca adaptarse para brindar un espacio donde la escucha activa y la comprensión profunda sean fundamentales para abordar las preocupaciones y desafíos de sus miembros.

Para poder abordar el tema principal desde este artículo se deben abordar temas conceptuales desde la visión de la Iglesia, para lograr avanzar con claridad, estos temas son: la escucha, los necesitados y la Globalización actual. Para esto se desarrollarán cada uno de los temas, se intentará que cada concepto sea de fácil comprensión para el lector

 

I.                  ¿Quiénes son los necesitados para la Iglesia Católica?

 

 

La cuestión de quienes son los necesitados para la Iglesia Católica es fundamental y se basa en los principios de compasión, justicia y servicio que son intrínsecos a la enseñanza cristiana, la respuesta a la pregunta planteada puede abordarse desde diversos puntos, tales como:

1.1   Los pobres materiales

Los necesitados incluyen a aquellos que sufren de pobreza material, carecen de recursos básicos como alimentos, refugio, atención medica y educación. La Iglesia tradicionalmente ha tenido una preocupación especial por los pobres y ha enfatizado la importancia de la caridad y la ayuda a los más desfavorecidos.

1.2   Los marginados y vulnerables

Esto abarca a personas que enfrentan discriminación, marginación o abuso debido a factores como su origen étnico, género, orientación sexual o estado migratorio. La Iglesia busca ser un refugio para los marginados y un defensor de los derechos humanos para todos.

1.3   Los enfermos y necesitados de atención

En este punto entran aquellos que están enfermos, discapacitados o necesitados de cuidados especiales. La Iglesia tiene una larga tradición de proveer atención médica y apoyo a los enfermos a través de hospitales y organizaciones caritativas.

1.4   Los espiritualmente sedientos

Los necesitados también pueden ser aquellos que buscan un sentido de propósito y espiritualidad en sus vidas. La Iglesia está llamada a ofrecer orientación espiritual y ayuda a aquellos que buscan una conexión más profunda con Dios y su fe.

1.5   Los marginados sociales

Aquí se puede hablar de aquellos de la sociedad debido a su situación legal, antecedentes penales u otras circunstancias. La Iglesia busca ser un agente de reconciliación y reintegración para quienes enfrentan marginalización social.

1.6   Los afectados por desastres y crisis

En situaciones de desastres naturales, conflictos o crisis, la Iglesia puede movilizarse para proporcionar asistencia humanitaria, apoyo emocional y material a las personas afectadas.

La Iglesia Católica ve a todos los seres humanos como necesitados en algún nivel, ya que cada persona tuene necesidades físicas, emocionales y espirituales.

El compromiso de la Iglesia con los necesitados se basa en el ejemplo de Jesús, quien dedicó su vida a servir a los pobres y necesitados. Como respuesta a la pregunta de ‹‹ ¿Quiénes son los necesitados para la Iglesia Católica? ›› podemos decir que abarca a una amplia gama de individuos y grupos, todos los cuales son vistos con compasión y consideración en la enseñanza y la acción de la Iglesia.

II.               ¿Qué es la globalización?

El termino de globalización viene usándose desde 1983, cuando Theodore Levitt, profesor de Negocios de la Universidad de Harvard, produjo un articulo para la revista Business.

La globalización, en su esencia, implica la interconexión a nivel internacional de todas las iniciativas que previamente eran consideradas únicamente cuestiones de alcance local. Esto conlleva a percibir el planeta como una totalidad, fundamenta la premisa de que los individuos conformamos una comunidad global unificada, de donde proviene el concepto mismo.

La llegada de la pandemia ha conferido un carácter universal a la globalización, incluso en cuestiones relacionadas con la salud pública. Es innegable, habrá un periodo previo y otro subsiguiente a la pandemia. Los expertos en el análisis de la globalización coinciden en que existe una amplia variedad de características en relación con este fenómeno.

La pandemia, que afectó al mundo desde marzo de 2020, ha universalizado la globalización, incluyendo aspectos de salud pública y desencadenando crisis económicas y socio-políticas sin precedentes. Generó debates dentro de la comunidad científica y médica a nivel internacional. Sin duda, la pandemia marcó un antes y un después. Los expertos en globalización coinciden en que este fenómeno tiene una amplia gama de características diversas.

La globalización tiene un alcance universal, lo que significa que los eventos que ocurren en un lugar del mundo se extienden por todo el planeta, afectando a todas las áreas de la vida humana. La globalización se ha enfocado en el desarrollo industrial, impulsando la industrialización en países con economías fuertes y en vías de desarrollo, lo que ha llevado a una mayor integración económica internacional y un aumento del empleo. También ha promovido la migración a nivel global, tanto por razones económicas como tecnológicas, como el nomadismo digital.

III.           La Iglesia y la globalización

A lo largo de los siglos, la Iglesia Católica ha desempeñado un papel crucial en la atención de las necesidades tanto espirituales como materiales de las personas en todo el mundo. Su compromiso con los principios cristianos de caridad y justicia social ha sido una parte integral de su misión desde sus inicios. Este compromiso se ha reflejado en diversas acciones a lo largo de la historia, desde la creación de hospitales y organizaciones caritativas hasta la promoción de valores éticos en la sociedad.

En el contexto de la globalización, la Iglesia se ha enfrentado a desafíos y oportunidades únicos. La globalización, con su creciente interconexión economía y cultural, se ha traído consigo un conjunto complejo de problemas. Por un lado, ha permitido la difusión de valores y principios cristianos en todo el mundo, brindando a la Iglesia la oportunidad de alcanzar a más personas y promover la solidaridad global. Por otro lado, la globalización ha llevado a la explotación económica, la desigualdad y la pérdida de identidad cultural en algunas comunidades.

La Iglesia Católica ha abordado estos desafíos promoviendo una ética global que enfatiza la dignidad de cada ser humano, la justicia y la responsabilidad social, abogando por los más vulnerables en la sociedad globalizada. Además, ha fomentado la participación de los laicos en la vida de la Iglesia y la promoción de valores éticos en todos los aspectos de la sociedad, desde la política hasta la economía.

En el contexto de un mundo cada vez más interconectado. La Iglesia no es ajena a las implicaciones profundas de la globalización. Reconoce que este fenómeno, aunque ofrece una serie de ventajas, también plantea desafíos significativos que afectan a todas las esferas de la vida humana.

Uno de los desafíos más destacados es la desigualdad económica, que se ha vuelto más pronunciada en la era de la globalización. A media que las economías se integran a nivel mundial, las disparidades entre las naciones y dentro de ellas se vuelve más evidentes. La Iglesia ha abordado esta cuestión al promover una mayor equidad en la distribución de recursos y al abogar por la justicia económica en todos los niveles, desde las políticas comerciales internacionales hasta las prácticas empresariales locales.

Otro desafío importante es la pérdida de identidad cultural. A medida que las culturas se mezclan y se superponen en un mundo globalizado, algunas comunidades temen que sus tradiciones y valores únicos se vean amenazados. La Iglesia se ha esforzado por preservar y celebrar la diversidad cultural, promoviendo el respeto mutuo y el dialogo intercultural como parte fundamental de su enseñanza.

Además, la globalización ha tenido un impacto en la salud pública, como lo ha demostrado la reciente pandemia. La Iglesia ha respondido a este desafío al proporcionar atención médica y apoyo a los necesitados en todo el mundo, al tiempo que aboga por un enfoque global en la prevención y el tratamiento de enfermedades.

En el corazón de la respuesta de la Iglesia a estos desafíos se encuentra una ética global basada en la solidaridad, la justicia y el respeto por la dignidad humana. La Iglesia reconoce que, en un mundo interconectado, todos estamos interrelacionados y debemos cuidar y proteger a los más vulnerables. Esta ética proporciona un marco solido para abordar los problemas globales de manera compasiva y efectiva.

La globalización es un fenómeno de doble filo, que, si bien ofrece una serie de ventajas innegables, también presenta desafíos. La Iglesia, consiente de estos desafíos, busca abordarlos promoviendo una globalización que respete los derechos humanos y promueva el bienestar de todos. Aboga por una ética global que incluye la justicia social, la solidaridad y el respeto por la dignidad humana como principios fundamentales. Al hacerlo, la Iglesia se esfuerza por equilibrar las ventajas de la globalización con la protección de los valores y derechos fundamentales que son esenciales para el florecimiento humano.

En este sentido, la Iglesia desempeña un papel crucial en la promoción de un enfoque ético en la toma de decisiones globales, instando a que se respeten los derechos laborales, se luche contra la explotación y se preserve la diversidad cultural. Así, busca contribuir a un mundo globalizado más justo y humano, donde las ventajas de la interconexión global se utilicen en beneficio de toda la humanidad.

La Iglesia ofrece una guía valiosa en la era de la globalización. La Iglesia se esfuerza por equilibrar las ventajas y los desafíos de un mundo interconectado, manteniendo su compromiso histórico con la atención a los necesitados y la promoción de valores éticos. Su voz en la defensa de los derechos humanos y la construcción de un mundo más justo y compasivo en una contribución esencial en la búsqueda de un equilibrio entre la globalización y la humanidad.


Si tuviera ejemplos de esta escucha... porque los datos históricos demuestran una separación entre la institucionalidad y las necesidades de las personas, quizás hay que precisar más las diferencias al escuchar según las épocas históricas. Por ejemplo, uno de los ejes del Concilio Vaticano II fue recuperar el diálogo Iglesia Mundo, y con esto el diálogo ecuménico e interreligioso.

Tal vez este término no sea el más feliz, le recomiendo leer el apartado sobre la renovación en Ecclesiam Suam.

Esa industrialización es previa a la última fase de globalización. Ver por ejemplo el modelo de "Industrialización por sustitución de importaciones"

Desde 1987, con Sollicitudo Rei Socialis de san Juan Pablo II se marca la contribución ética antes que técnica, quizás esto pueda reforzar sus argumentos

Me hizo falta más sobre la escucha... tal vez desde Ecclesiam suam pueda agregar algo y junto con el magisterio del Papa Francisco

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